copos de nieve danzaban perezosos en el aire, seduciendo las hojas anaranjadas y marrones, tímidas del otoño... un cortejo exhibicionista rodeado de árboles caducos llenos del espíritu de Noviembre en una pradera blanca.. árboles que susurraban al ser masturbados por la brisa, gemidos de naturalidad y de vida vegetal.
en medio de la nieve, un lecho de hojas marchitas daba a luz a una pieza de porcelana exquisita, algo que no pintaba allí, algo demasiado divino como para ser descubierto, una bañera delicada y enorme artesanía, que había brotado de hojas muertas y de craneos humanos.
mientras la crisálida de nieve iba formándose, un caparazón de seda invisible protegía la delicada superficie del líquido escarlata que se movía a borbotones por la bañera... en el que a modo de nenúfar, se abría un ser, emergía un pétalo, una piel, unas piernas, unos brazos, un pelo, una cabeza, una sonrisa... sí, una sonrisa... piezas de un ángel sin alas en un llanto de cera roja.
sus dedos jugaban tímidos por la bañera asomando pálidos, hermosos, con los nudillos rojos... mientras las piernas, se entrecruzaban de una forma lasciva, interpretando su papel de Nessi en un lago carmín homicida, sensual y misterioso.
un abrigo líquido tono infierno arropaba cálido en multitud de tonalidades ígneas el delicado cuerpo que allí yacía. el ser que allí se mecía entre tonos arteriales, y ostiales de basílica, aquel artista, malabarista y fonambulista de la maravillosa safena, el ladrón de besos del reino yugular y carotídeo... el contraste de sus ojos oceánicos transmitía un mensaje de viólame y de inocencia, cumplimentado por la palidez del sepulcro de piel, en el que vampiro dormitaba dispuesto a succionar... perfeccionado por la purpurina nívea en su pelo azabache.
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