viernes, 15 de julio de 2011
le gross prince
harto de la superficialidad del mundo decidió volverse éter, un ser gaseoso, viscoso y volátil. pero incluso siendo etereo, acababa siendo respirado (como en "aire" de Mecano) y terminó sintiéndose sucio, con olor a humo y aroma a despojo. ser etereo, no estaba tan mal... nadie podía tocarle como tal,nadie podía abusar de él, enfadado hacía descender las nubes y creaba niebla, aprovechando la ceguera para dar golpes a diestro de forma siniestra. Ser etereo, le hacía sentirse solo ante el mundo, los gases nobles eran demasiado exquisitos para él, demasiado completos electrónicamente hablando. en su mundo de moléculas gaseosas, no existían las moles, pero sí los moles... de hecho todo se medía en moles. el peso de un gas es más insignificante, pues puede extenderse para ocupar todo un volumen. el niño de éter, se sentía un Cásper, una aparición espectral en el mundo en el que habitaba. En el fondo ser un gas, te puede llevar a un estado más perfecto electrónicamente, pero aburrido en un mundo orgánico. así que decidió hacerse plasma, meterse en el núcleo de una estrella y dar a luz... por fin podría ser padre. Pero no, ardió en sus deseos, que le consumieron... convirtiéndole en una nube de polvo... una nube de polvo estelar. una niebla astronómica que cubría el planeta del principito y que reflejaba la luz solar. (así moriría su mundo y se vengaría de ese personaje ficticio tan soberanamente anodino y gilipoyas, según él...)
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