pain

dos caras de la misma moneda, dos aspectos de distinto color y opacidad en un cristal igual de afilado... amenudo encadenados por ligamentos de pálido acero, del que brotan pétalos rojos, en el que se refleja los disparos granate y escarlata de un láser de alaridos. Dolor. Placer. gemidos de sórdido rubí, lubricado por saliva cuajada de bacterias.... tierra de la fecundidad, de las piogénicas aventuras de dos dioses de márfil... que penetran en un templo pálido y carotídeo. disparos de aluminio, maleados en multiples formas y texturas... creados para esculpir en el granito mediante emanaciones carmín y susurros de desesperación. nautilo inmerso en las profundidades de la carne de la falange con destino a un clímax ungueal y fantásticamente demencial. oscuro pintalabios en oscuras latitudes.... dorada comedia de máscaras y flequillos, en un escaparate de maniquís mutilados, que desesperadamente se inmolan contra el cristal, creando lluvia de partículas de arena, una vez cristal, lluvias de linfa y lluvias de sangre, que una vez fueron algo más que un colgajo arrastrado por la brisa del ventilador, del nauseabundo comercio. tráfico de corazones enfermos, podridos y rotos, implantados a la primera de cambio. requiem estridentemente alegre y allegro funebremente triste. alfileres en las muñecas, pero no de voodoo... de petit poi... alfiletero de cárnicas proporciones y rugosas texturas coaguladas. dentellada seca, rápida y conectada a la telaraña de la vida inteligente, viuda negra de los de su propia especie. veneno en el torrente circulatorio, entretenido a diferentes niveles... con miras a distintos órganos de habilidades diferentes. dolor. dolores. dolorido. dolido. duelo. duelo de dolor. dolido duelo de dolores. cera ardiente y cremosa lamiendo tu lengua, dispuesta a besarte a asfixiarte de las maneras más calientes posibles. he aquí la dicotomía. el dolor de la automutilacion y el sacrificio, para la satisfacción de alguien es molesto. el no parar de sangrar por esa automutilación, es ridículo y homicida.