borjofantasios II : Gunter parte II

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Dentro de las obligaciones de Gunter, estaba la de ayudar a su padre, cuando éste tenía demasiado trabajo en la consulta. y es que, como decía Gunter a los demás niños de su clase, la medicina natural estaba muy infravalorada y era muy interesante. Gunter había visto desde azucenas con depresión, hortensias con fotofobia, margaritas sometidas a malos tratos hasta casos más complejos como una muchacha que había perdido su flor, una rosa con demasiadas espinas, un cactus con demasiadas pocas e incluso amapolas con tendencias suicidas.
la sala de urgencias era un recinto preparado para todo tipo de urgencias, había macetas para meter a las plantitas recién nacidas, esquejes para hacer transplantes y regaderas de todos los tamaños y colores. no obstante pese a los esfuerzos del padre de Gunter a veces no se podía hacer nada, era entonces cuando la empresa funeraria de la familia ofrecía sus servicios, para los que no podían afrontar un entierro en abono de primera calidad, se ofertaba la posibilidad de la aromatización, proceso en el que se reducía el cuerpo de la planta a una esencia cuyo olor era el de la flor fallecida. a Gunter le encantaba asistir a funerales por flores, oir los responsos en los que se hablaba de la adicción de la difunta clavellina por los clorofluorocarbonos, o de ese asesino en serie que estaba destrozando con unas tijeras vidas en el vecindario, e incluso una vez se enteró de que a una rosa la había abatido un enjambre de pulgón.

la otra ayudante del padre de Gunter era Electra, la hermanísima con nombre de tragedia griega, que alrededor de su cabeza llevaba una jaula para evitar que sus ideas se escaparan, o eso decía ella. todo el mundo pensaba que Electra estaba loca, todo el mundo menos su familia... una vez por accidente se escapó una idea de Electra, con forma de rata gigante, peluda y misteriosa, con ojos rojos escarlata nariz elipsoide y alas de murcielago... la idea fue a parar a Japón donde después de dialogar un tiempo con un hombre, este último mató a dos niñas, porque una rata gigante se lo había pedido muy insistentemente.... después de que Electra consiguiera atraparla de nuevo en una minijaula hecha a partir de su peculiar antifaz, se la regaló a Gunter como mascota. Gunter que preguntó a la rata como se llamaba, decidió tras pensar que Mickey era un nombre impropio para una rata sidosa bautizarla como Livor Mortis.

continuará

borjofantasios I : Gunter parte I

muchas son las veces que he tratado de plasmar la articulación de personajes imaginarios que me he inventado y dotado de vida dentro de mi cabeza, pero nunca había terminado de pensar en como cohesionarlo todo, nunca había sabido hacer que los rayos animaran sus cuerpos inertes. por eso quiero primero dotarles de cuerpo para después introducir su alma y poco a poco sus vidas.

-el maníaco escritor de este blog-

es curioso como un niño puede darse cuenta de la importancia del vulgar transporte de moléculas gaseosas a través de una membrana fina y orgánica que vulgarmente denominamos respirar. gunter era un niño muy peculiar, muy especial y muy poco habitual. su mundo era una bolsa de cartón con dos agujeros a nivel de sus ojos, y unos agujeritos a nivel de las fosas nasales por los que respirar, pues para él se había vuelto algo muy sensual y delicado desde un desafortunado accidente con una bolsa de plástico.

No obstante le gustaba jugar a los astronautas y limitar el nivel de oxígeno que a veces llegaba a su pequeño y fragil cuerpo; para él era una sensación de antigravedad mística y la verdad es que esa luz que veía tras sus inmersiones en la asfixia no le asustaba tanto como aquella de la que se protegía en su bolsa, que había matado a su abuela por algo llamado melanoma. Gunter sabía muy bien que no quería morir de melanoma, y para ello asumió una serie de medidas en contra del nudismo que su abuela trató de instaurar en la familia, como su bolsa de cartón, eclipse de su peculiar anatomía, que usaba como almacén, ordenador y armadura. conjuntando con su peculiar casco, se encontraba su camiseta negra de cuello de cisne y unos pantalones grises de rallas negras que le daban cierto toque rocambolesco.

los padres de gunter trabajaban mucho para mantener la casa, a gunter y a electra, la hermana mayor de gunter. El padre se dedicaba al negocio de la salud y de la muerte, era médico de flores, trataba de animar a las flores pochas y curar a las flores marchitas pero no siempre se le daba bien su misión, momentos de mucha angustia y dolor en los que ofertaba counselling y un velatorio y entierro dignos de la flor más hermosa. era un profesional de lo que muchos llamaban ikebana necrótico.

la madre de gunter no obstante tenía un empleo mucho más animado y de más contacto con el público... muchas veces se traía el trabajo a casa, trabajo en el que se relacionaba con personas de una media de edad de 45 a 65 años que buscaban nuevas experiencias, nuevas sensaciones y sobretodo salir de la rutina más aburrida. los clientes de la madre de gunter, solían venir de uno en uno o de dos en dos, aunque raramente venían grupos. Cuándo preguntaban a gunter en qué trabajaba su mamá decía que ella recibía a sus clientes en el sótano, donde tenía su oficina, y allí todos jugaban con ella, hasta que los hacía llorar. a veces los más afortunados de sus clientes podían salir del sótano, y realizar actividades domésticas que según mamá, decía gunter moviendo su bolsa de cartón animadamente, se morían por realizar tareas domésticas. así sucedió cuando un día gunter entró a la cocina a beber un vaso de zumo de tomate, y se encontró a un señor gordo desnudo con una máscara negra, que tenía una cremallera justo en la zona de la boca, y una cadena que rodeaba su cuello y acababa en la pata de la silla donde estaba sentada su madre. número 133, que así se llamaba el cliente, ni se inmutó y siguió fregando los diferentes cacharros. mamá tras decir a número 133, que era una puta foca antártica con cara de dromedario y que debía darse más prisa fregando, se levantó y preparó el zumo de tomate.

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