domingo, 6 de febrero de 2011

desgañitandose a silencios

una partida de ajedrez en la que el rey blanco, está rodeado de fichas negras... un juego en el que una explosión sonora magnicida amenaza con percutir las cuerdas vocales de su dueño, para hacer que todos oigan sus chillidos... y que una cremallera de metal, atravesada por hilos blancos de cristal, sella insípida y fríamente su metáfora de decibelios, su hipérbole de herzios y su hecatombe de julios.
ruidos, chillidos, alaridos, bramidos, crujidos, chasquidos, rugidos, gritos, susurros, soplos, sirenas, golpes, gemidos, ladridos conjugados en crescendo fúnebre y andante.
el rey abre los ojos, un ballet de sombras deleita sus córneas a ritmo de frenesí de oscuridad, a golpe de guadaña y a modo de mensaje subliminal.
se siente solo en medio del todo, de todos y de cualquier lugar.
lo plástico y lo elástico se fusionan en su mundo, la realidad se dilata y sus ganas de vivir se contraen en un ataúd de tristeza.
rosas rojas, cerezas y claveles blancos adornan sus pensamientos enraizados en el olvido más profundo.
graznidos de dolor su boca sella, todo el mundo sabe al fin y al cabo como es la nobleza de márfil.
lo cruel y lo vil.
el rey aunque autista, se da cuenta de su soledad, de los desprecios, y de los abandonos... y de la indiferencia republicana de alguna ficha especial...
ahora el rey, es un peón en el risk más explosivo de todos.
gracias, queridos alfiles, torres, caballos, reina y peones por terminar de configurar mi muerte en este jaque pastor.
viva la metáfora.

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